viernes, 18 de octubre de 2013

Y llegué yo...

Y llegué yo, una extraña perdida en un bosque conocido. Corriendo lento con el viento cortándome la cara, con los pájaros piando sobre mi cabeza. Mis pies descalzos sobre un lecho de plumas perdidas, abandonadas, calladas y suaves...
 
Escoge una...
 
Una voz cristalina, ¿real? No lo sé. Pero es entonces cuando me detengo y observo. Una, ¿cual? Si yo también soy pájaro y sé volar. Escojo una. Pequeña, delgada y azul. Distinta de todas las demás.
 
Y en ese bosque conocido, con tinta de savia, empiezo a escribir...